jueves, 25 de agosto de 2011

Un día gris y una tarde aún más oscura...


Tenía la mirada perdida en el horizonte como si sus ojos buscaran el cielo para fundirse con las estrellas, el sol calentaba su cara pero él solo veía un día gris y una tarde aún más oscura. La luz era una mera ilusión que le traía recuerdos del ayer, recuerdos que le hacían daño, su mundo ahora era negro y él aún más gris. Él antes era un joven con sueños e ilusión, amante de la música y del olor a tierra mojada, sabia que no era especial pero le gustaba sentirse como tal, al menos le gustaba serlo para ella, ella... ella la princesa del cuento de hadas, guapa y sincera, amante de la vida y las estrellas, su pequeño tesoro, su musa, su luz del día, su sol. Sol que se apago tras comenzar la tormenta. Ahora solo le quedaba la esperanza de fundirse algún día con las estrellas. Y sobornaba al tiempo para que pasará rápido y a la muerte para que se lo llevará consigo, ella ya no estaba su lado, ni si quiera el estaba consigo. Su mano se alejo de la suya tras un bru
sco golpe, un adiós definitivo, cayeron en un espiral ascendente, ella era luz y corrió hacia las estrellas, él no supo correr y cayó en la noche oscura, más oscura aún sin ella.
un coche se la llevó y el simplemente se dejó llevar, su corazón dejó de latir poco a poco... La lluvia en el corazón el calor tras la ventana, mucha gente en la habitación pero él tan solo la veía a ella... Pronunció su última palabra y todos abandonaron la sala. SOLEDAD. Nadie lo entendió porque nadie allí lo conocía, no pedía ausencia, sino compañía.
Y en su último suspiro abrió los ojos con fuerza, dejó atrás la oscuridad y se fundió con las estrellas.

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